Por Max Morales V.
Poder, Política es igual a Traición.
Tampico Tamaulipas junio 09 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió el gran ganador del referéndum de las elecciones intermedias confirmó generosamente la aprobación al gobierno federal. No es cosa menor si nos atenemos a la sorprendente intensidad de las adversidades que han debido enfrentar los mexicanos en los tiempos recientes.
Ante la Vicepresidenta de los Estados Unidos Kamala Harris, AMLO mostro palacio nacional.
Un primer año sin crecimiento económico y con problemas de desabasto de combustibles por la acción del huachicol, el país balcanizado por la insania violenta de las organizaciones criminales, el vuelco de éstas en contra de candidatos a alcaldes que no les simpatizaban, la violencia, la sangre, el miedo.
Luego una pandemia que exacerba la intranquilidad ciudadana y la pasmosa ralentización de la economía global que impacta al país y a sus ciudadanos más débiles en términos de ingreso.
Ha quedado claro que el epicentro del esfuerzo opositor dejó de estar en las organizaciones político partidarias para trasladarse a los consentidos por el régimen anterior.
Es penoso pero, bien visto, no está mal. Es algo que debe propiciar una reinvención seria de la oposición. Esto es, reinventarse en un proyecto de país –un acuerdo fundacional– que garantice que nunca más el Estado nacional pueda abjurar de su obligación de homologar para todos el bienestar; ni atentar tan impunemente en contra de la soberanía, independencia y bienestar nacionales. En contra del bienestar de todos, pues. Porque eso fue lo que hicieron los gobernantes de las últimas décadas: enajenar al país y depauperarlo, no solo empobrecerlo.
Basta darle una oteada a las condiciones en las que dejaron la salud pública: con un problema de salud grave por obesidad y con el sistema de hospitalario público destrozado. Eso, dicho en crudo, es traición a la patria.
Y si alguien dudara de la validez del concepto, aquí estas palabras: “porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas intentarán, por medios sutiles, entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a inversionistas extranjeros […] Una cosa es obvia, México requiere de varios años de evolución tecnológica y eficiencia administrativa. Sería necio afirmar que México no requiere de capacitación tecnológica en materia eléctrica y petrolera; para ello ningún extranjero necesita convertirse en accionista de empresas públicas para apoyarnos.
Solo un traidor entrega su país a los extranjeros”. Palabras sabias del presidente Adolfo López Mateos en septiembre de 1960, cuando nacionalizó la industria eléctrica.