El primer ministro británico se había opuesto a tomar tan drástica medida. Ahora reconoce que no hay otra forma de frenar la pandemia, paga con muertes por la negativa.
Johnson había recibido presiones para declarar el “lockdown”.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ordenó este lunes el confinamiento obligatorio de la población al considerar que el coronavirus “es la mayor amenaza amenaza que afronta el país desde hace décadas”. Johnson, que se había resistido a tomar tan drástica medida, se suma así a otros países europeos como Italia o España.
Con un tono notablemente más serio, el jefe del Ejecutivo británico instó a la ciudadanía a hacer este “gran esfuerzo” para parar los pies a la pandemia y aseguró que “ningún sistema sanitario del mundo” podría pararlo de otra forma. Así ha decretado que los británicos deben quedarse en casa desde la noche de este lunes para evitar la propagación de la enfermedad.
Las restricciones para salir de casa son muy parecidas a las que tomaron las últimas semanas Italia y España y que Reino Unido se negó a imitar. La población solo tendrá permiso para comprar productos básicos, para urgencias médicas, para trabajar donde sea necesario si no se puede optar por el teletrabajo”, anunció el político. Sí se podrá, al igual que en California o Nueva York, “hacer ejercicio solo o acompañado de miembros de la familia”.
Johnson estableció un plazo de tres semanas de confinamiento para estudiar si las medidas impuestas han surtido efecto y para, en su caso, decretar “relajarlas”.
