Los migrantes avanzan en grupo para protegerse de cárteles y criminales.Está previsto que el grupo salga de San Pedro Sula, Honduras.
Un grupo aún sin cuantificar de migrantes se dispone a partir en las próximas horas en caravana hacia la frontera estadounidense desde San Pedro Sula, la ciudad hondureña fronteriza con Guatemala de la que ya han salido en el pasado otras iniciativas similares.
También como en ocasiones anteriores, esta caravana (que avanza en grupo para protegerse de carteles y criminales) prevé iniciar su viaje desde la terminal metropolitana de autobuses.
Su convocatoria, extendida a través de redes sociales, ha sido criticada por activistas: “Tenemos un sinfín de problemas, pero creemos que al migrar solo estamos siendo presas de un grupo organizado que nos lleva a tomar un camino que no es viable para ningún hondureño”, opina Hugo Maldonado, presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras.
“La experiencia muestra que, de cada 100 personas que salen, entre el 60% y el 70% están regresando al país”, señala Nelson García Lobo, director de la Comisión Acción Social Menonita.
“Les aconsejo mucho de que traten de abstenerse”, añadió, “porque hay en el camino muchos peligros, hay el robo, la violación…”.
En enero de 2019 se produjo un aumento drástico en el número de solicitantes de asilo interceptados en la frontera, que llegaron a 132,000 en mayo, en su mayoría familias centroamericanas. Tras la puesta en marcha de medidas especiales por parte del Gobierno de Donald Trump, la cifra se redujo a 33,000 en diciembre.
Trump llegó a un acuerdo en junio con el Gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador para impulsar el programa Quédate en México, que ha devuelto a ese país a más de 56,000 solicitantes de asilo, obligados a aguardar allí durante semanas, meses o años a que saber si se les permite entrar en Estados Unidos.
La Cámara de Representantes ha anunciado precisamente hoy una investigación sobre este programa.
Además, Trump ha cerrado acuerdos de país seguro con Guatemala, Honduras y El Salvador, para devolver a estos países a los solicitantes de asilo, independientemente de su nacionalidad. Además, los migrantes son rechazados automáticamente si, en su viaje hacia la frontera, no piden asilo antes en uno de esos tres países.
Los migrantes condenados a esperar en México a que se resuelva su solicitud de asilo sobreviven en ocasiones en condiciones penosas, acechados por carteles y otros grupos criminales. Suponen además un reto para los servicios sociales de las ciudades fronterizas a las que son enviados por las autoridades estadounidenses.
El Gobierno ha empezado en diciembre a conducir a estos migrantes a otras ciudades más alejadas de la frontera, con vuelos desde Tucson (Arizona) hasta Guadalajara, a seis horas de distancia en avión, según informa la cadena Fox News.
Todos los afectados son mexicanos que habían llegado desde estados no-fronterizos, según señalaron fuentes del Departamento de Seguridad Nacional, que indican que, de esta forma, se dificulta que puedan intentar entrar ilegalmente al país, y se facilita que regresen a sus ciudades de origen.
El Gobierno estadounidense planea realizar dos vuelos así cada semana desde finales de enero, para devolver a unos 250 migrantes a la semana. Esta medida ha sido adoptada, según Fox News, a petición del Gobierno mexicano.