Por Max Morales Valades.
Síntesis de la acciones de la vida del General Mario Arturo Acosta Chaparro Escapite
(Primera parte)
La vida de Mario Arturo Acosta Chaparro Escápite y sus fechorías cometidas en el puerto de Acapulco Gro, nació en la ciudad de (México, D. F., 19 de enero de 1942 – México, D. F., 20 de abril de 2012)23 fue un militar mexicano que participó en la Guerra sucia en México. Acosta Chaparro se le recuerda por ser uno de los encargados de efectuar las operaciones represivas en contra de la guerrilla de Lucio Cabañas y otras guerrillas contra el gobierno en las décadas de los ochentas y noventas. En el año 2002 fue indiciado por delitos contra la salud por su presunta vinculación con grupos con el Cártel de Juárez, pero fue exonerado.
En el año de 1979 aún de estudiante de la UNAM, recuerdo que ingrese a la procuraduría general del estado de Guerrero al departamento…De dactiloscopia, oficinas ubicadas en la parte baja del edificio del expalacio de gobierno en la ciudad de Chilpancingo Gro, en esa fecha mi jefe inmediato fue el capitán de caballería Evencio N Díaz Marroquín, teniendo como esposa a la secretaria particular del Sr. Gobernador Rubén Figueroa Figueroa, en esa fecha ya estaba de procurador el Lic. Ulises Acosta Víquez, dando todo el poder con el nombramiento de director de policía y tránsito en el estado de guerrero al Teniente Coronel Mario Arturo Acosta Chaparro Escapite.
Por cuestiones de necesidad del servicio fui asignado a la oficina de la procuraduría en la Ciudad de Acapulco Gro, para actualizar las tarjetas del cardex, donde se hacia la ficha técnica de todos los datos de los indiciados.
La comandancia de la policía judicial en esos años estaba en la parte alta en la cárcel estatal que se encontraba en la colonia de aguas blanca casi a espaldas de la zona de tolerancia de esos tiempos el Acapulco tradicional, con sus bares y centros nocturnos, la Huerta, El molino rojo, Las vegas y el Capri, lugar donde los agentes de la policía judicial, fueron amos y señores, ahí únicamente valía la pistola calibre 38 súper colt que ellos portaban a la cintura.
En aquellos tiempos nadie podía decir nada porque si algún ciudadano se atrevía a interponerse entre el camino del judicial o tratar de hacer amistad (un ligue) con alguna de las mujeres que bailaban o servían de meseras, si estaba ocupada por algún comandante o agente de la judicial, casi ténganlo por seguro que fue hombre muerto, no sin antes robarle sus pertenencias.
Esta historia continua en la siguiente Semana.