Xalapa Veracruz.- Mexicoaldia.com.mx. Miguel Ángel Yunes Linares Gobernador Veracruzano dejará las arcas vacías al próximo gobierno y una deuda bastante superior a 45 mil millones de pesos. Es infame pero no extraña.
Los tres últimos gobiernos estatales han hecho lo mismo, dejar las arcas vacías y deudas abrumadoras, punto menos que impagables, cuyo peso resienten exclusivamente los gobernados. La clase política se ha dedicado desde hace décadas a apropiarse del dinero público para fines privados y partidarios. Esto comprende no sólo la simbiótica relación de codependencia entre el PRI y el PAN, sino a buena parte de la oposición política dividida en los partidos minoritarios. El complicado camino a la democracia en México ha sido más difícil precisamente por la distorsión que implican esos partidos.
Tampoco extraña porque ésa ha sido la constante del panismo en el poder. Falta por ver el desempeño de Javier Corral en Chihuahua, aún es temprano para tener una noción de su proceder, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, pasa este año 2018 de panzazo como decíamos decir hace años cuando algún estudiante lograba cursar el siguiente año con calificación de 6. Aunque hay esperanzas de que marque el arribo de un nuevo tipo de políticos a esa organización intermedia. En los otros casos de gobiernos estatales panistas la simbiosis PRI PAN ha sido evidente. Y es el caso del actual gobierno estatal de Veracruz; el encarcelamiento de funcionarios notables del gobierno anterior fue un pleito profundo entre élites, no un cambio medianamente significativo en la forma y mañas de gobierno.
El gobernador ha advertido –frente a un amigable Comité de Participación Ciudadana para dar Seguimiento al proceso de Entrega-Recepción– que el gobierno de Cuitláhuac García tendrá que solicitar financiamiento.
Fiel a su sectarismo y ajeno al principio de responsabilidad pública, el gobernador dijo que pagará los compromisos contratados por su gobierno, entre ellos los de algunos miembros de comité ciudadano que vigila la entrega recepción, el resto está en un muy precario “por verse”.
El actual gobierno llegó al poder básicamente por el enojo contra la infame administración que lo precedió. Nada más. La fama pública que lo precedía era ampliamente adversa tanto por su desempeño como secretario de gobierno de Patricio Chirinos, como por otros ejercicios de responsabilidad pública; el Issste, por ejemplo, independientemente de las denuncias puestas en su contra por el exgobernador Duarte de Ochoa.
A la vera del fin de su administración, la depuración del padrón de acreedores es inexistente o insignificante, algo en lo que se comprometió y le dio el tiempo y la gobernabilidad suficientes para emprender las múltiples acciones legales contra exfuncionarios duartistas. No son pocos los empresarios a las orillas de la quiebra, y cuando en la desesperación optan por acciones de visibilidad, como la toma de las oficinas de palacio, son reprimidos y desalojados a golpes.
Envidiable sentido de la arbitrariedad. Contratar deuda, honrar compromisos con instituciones bancarias pero no dudar en mandar al ostracismo a una larga lista de acreedores empresariales veracruzanos por el sólo hecho de haber trabajado con su antecesor. Como la depuración de la deuda con proveedores no fue hecha, al carajo con todos.
El pueblo sabe que Yunes Linares les ha robado hasta la esperanza de que este nuevo gobierno que presidirá Cuitláhuac García Jiménez, tenga la solvencia crediticia y los recursos necesarios para sacar al estado de la crisis financiera que se avecina.